Bodega Mustiguillo es una bodega familiar situada en El Terrerazo, un pago de 87 hectáreas donde lideran la elaboración de la uva autóctona Bobal, apostando por su potencial y reivindicando el paisaje y clima del altiplano valenciano, desde 1999. A ésta se suma unos años después variedades como la merseguera o la garnacha. Todos los vinos de Mustiguillo cuentan con certificado ecológico UE desde 2007, fruto de un trabajo en la viña meticuloso pero sencillo. En 2009 se convirtieron en Vino de Pago (DOP) El Terrerazo, siendo la primera bodega de El Levante y del Mediterráneo en conseguirlo. Una búsqueda incansable del equilibrio entre cepa y cepa. En cada una de las prácticas vitícolas que se realizan, la vid es la protagonista intentando siempre sacar lo mejor de ella para que los vinos que se elaboran sean un puro reflejo de su medio.

Hoy queremos acercarles el proyecto de Bodegas Mustiguillo. Se trata de la firma bodeguera de referencia en el Levante español. Empezaremos por el presente. Y es que la prestigiosa revista inglesa especializada Decanter ha seleccionado La Garnacha 2014 (95 puntos) como «Platinum Best Value Regional Spanish Red». Bodegas Mustiguillo recibe por tercera vez el premio Platino, siendo Finca Terrerazo 2011 premiado como «Best in Show» 2014, en los Decanter World Wine Awards (DWWA), el concurso internacional más reconocido por su riguroso proceso de cata a ciegas y panel de catadores. Mustiguillo consigue así repetir el mismo éxito que en 2014 le llevó a convertirse en el mejor tinto de España por encima de 25 libras.

Y hemos querido empezar por este reciente galardón porque su importancia hace tangible el peso de la firma Mustiguillo, ubicada en Utiel, que no es sino el proyecto personal del enólogo valenciano Toni Sarrión, que a mediados de la década de los ’90 se empeñó en cambiar el sino de los vinos valencianos y las variedades autóctonas, que en aquellos tiempos iban casi en su mayoría destinados al granel.

Sarrión empezó a cimentar un proyecto alrededor de la autóctona bobal. Durante años mimó el viñedo viejo de bobal como nadie antes lo había hecho. Bajó la producción, empezó a buscar la calidad, la personalidad de la bobal, domando una variedad de mucha fuerza, hasta llevarla a la elegancia suprema. Ese proceso duró varios años y durante el mismo el propio Sarrión tuvo días de pensar en arrojar la toalla. Por suerte no lo hizo, y su empeño de entonces comenzó a tener recompensa, hasta el punto de convertir sus vinos: Quincha Corral, Finca Terrerazo y Mestizaje en referencia obligada a nivel mundial. Algunos grandes periodistas especializados de nuestro país le bautizaron entonces como el Apóstol de la Bobal. 

A finales de la primera década del nuevo siglo, Toni comenzó a trabajar con la misma línea pero con la autóctona blanca Merseguera. Mestizaje blanco volvió a ser un boom, pero su hermano mayor Finca Calvestra remató la faena. 

Asentado sobre dos pilares notables como la bobal y la merseguera, Sarrión empezó a hacer lo mismo con la garnacha. La Garnacha de Mustiguillo comenzó a dar sus frutos y los reconocimientos también se suceden.

Y no es que Sarrión sea mago y convierta en bueno lo que toca. Es que cada paso que da Mustiguillo el nivel de exigencia y mimo al viñedo es tal, que el resultado es excelente. Amor con amor se paga  y podríamos decir que la viña devuelve a Mustiguillo todo el mimo y esmero que Sarrión y su equipo ponen en cada fase del proceso.

La bodega, ubicada en la carretera de Utiel a Teruel, es de visita obligada. Una jornada en Mustiguillo detiene el tiempo. Es entonces cuando uno entiende que nada es casualidad con Mustiguillo. 

Imágenes: Bodegas Mustiguillo